El rincón
Para ti, que estuviste, estás y estarás... Recuerdo ese día como si fuese ayer. Esperé hasta la media noche en un rincón oscuro, al lado del teléfono. Pasaban los minutos, uno a uno, y yo allí, sentado en el suelo, con los dedos cruzados, esperando por ti. Lejana como siempre, distante para siempre. Nunca sonó el teléfono. Nunca te lo dije, no sé por qué. Hoy otra vez me siento como me sentí aquella noche, con una ilusión que se apagó entre las tinieblas. Como una llama que resistió todo pero que de repente no pudo más y se extinguió. No he dejado de amarte. Es sólo que ya no es como antes, cuando bastaba un simple gesto tuyo, una simple frase para que todo de nuevo estuviese bien. Hoy te vi por unos minutos. Como siempre, prometiste días enteros junto a mí, horas interminables de tú y yo. La costumbre dice que es mentira, que cuando dices eso, no lo cumplirás… y así fue. Dos semanas antes, en el mismo lugar, viví otra escena de nuestra película. Te fuiste por otra puerta, huyendo,...