El rincón

Para ti, que estuviste, estás y estarás...

Recuerdo ese día como si fuese ayer. Esperé hasta la media noche en un rincón oscuro, al lado del teléfono. Pasaban los minutos, uno a uno, y yo allí, sentado en el suelo, con los dedos cruzados, esperando por ti. Lejana como siempre, distante para siempre.

Nunca sonó el teléfono. Nunca te lo dije, no sé por qué. Hoy otra vez me siento como me sentí aquella noche, con una ilusión que se apagó entre las tinieblas. Como una llama que resistió todo pero que de repente no pudo más y se extinguió. No he dejado de amarte. Es sólo que ya no es como antes, cuando bastaba un simple gesto tuyo, una simple frase para que todo de nuevo estuviese bien.

Hoy te vi por unos minutos. Como siempre, prometiste días enteros junto a mí, horas interminables de tú y yo. La costumbre dice que es mentira, que cuando dices eso, no lo cumplirás… y así fue. Dos semanas antes, en el mismo lugar, viví otra escena de nuestra película. Te fuiste por otra puerta, huyendo, como diciendo "no más". Yo, sentado en una solitaria silla, incómodo, expectante, delirante, te esperé. Las personas, los minutos, pasaron como las hojas de un viejo y voluminoso libro. Mi rostro terminó apuntando al suelo, con el viento, el poco viento del lugar, golpeando mi espalda, pidiendo paso, intentando arrastrar la última brizna del camino. Como en el cine, pasó el barrendero. Instantes después supe que era hora de irme, que de nuevo regresaba solo, caminando cada paso con una lágrima que no brotó, como la de este momento que no termina de salir.

A veces pienso que no te importa… y a veces me lo creo. Son los instantes de mayor libertad de mi día a día. Tan libres como cuando suena el despertador y sigo dormido. Hoy lo sentí, cuando me abrazaste y no me abrazaste. Cuando no me miraste a los ojos porque sabes que en ellos verás a alguien que no puede dejar de estar por ti.

Pasaron dos semanas para que me dieses unos minutos… y otra escena de este filme de un imposible. Horas de camino, entre autos y autos, unos minutos corriendo por una calle oscura, como escapando de un pasado que consume, que no perdona, para llegar hasta ti. Para un frío abrazo y una fotografía. Pintura que para siempre dirá que estuviste allí, solamente para que, de nuevo y en mi cara, me lo dijeses sin decir palabra: “¿Por qué insistes si tu amor chocará contra una pared, contra mi amor por otro?”.

Algún día reconoceré definitivamente que no tengo el mismo peso en tu vida que el que tú tienes en la mía. Ese día sabré qué rumbo tomar. Será el primero de un resto de mi vida en el que el sol por fin saldrá, allá a lo lejos, en donde nadie lo pueda mover. En donde pueda voltear hacia el pasado con una sonrisa, con una expresión de triunfo, de un pretérito mal llevado pero vivido. A fin de cuentas, con sus idas y vueltas, ése es todo el cuento: así como se nace y se muere, también se vive.

Veo de nuevo la fotografía de hace un rato y veo, más bien recuerdo, cómo intenté sonreír para no gritar, para no llorar, para no correr. Para dejar ese testimonio de que existes, de que no eres un mito de mi imaginación, de que en verdad pude tocarte, tenerte cerca de nuevo. Es una forma de reconstruir esos viejos buenos tiempos. Esas largas esperas al lado de un teléfono, en una estación de autobús, contando los segundos. Esperando por ver tus rizos movidos por la frecuencia de una historia increíble, caminando hacia mí, nunca con los brazos abiertos, sin una sonrisa oculta.

Como esos instantes en que dos semanas de espera se convirtieron en veinte segundos. Tú venías con los rizos al viento, con los brazos abajo, caminando lentamente hacia mí. Segundos previos a un abrazo que no será el último pero que no será igual a los anteriores, ni a los próximos. Un abrazo entre alguien que ama a esa persona y una que no la ama.

Ya es tarde. No sólo para escribirte esto, que a fin de cuentas no hará la diferencia. También es tarde para que las cosas cambien. Te amo. No sé cómo dejar de hacerlo… y tú no haces nada para que las cosas cambien. "Estas distante", me dijiste. "No tanto como hace tiempo tú lo estás", debió ser mi respuesta.

Mientras tanto, sigo siendo aquel que te espera en el rincón oscuro, para que algún día aparezcas por unos instantes y después te vayas, dejándome atrás.

Este texto fue el que envié al Concurso Cartas de Amor 2012. Como se puede ver en la página del evento, no clasificó entre las 40 cartas seleccionadas. La carta debo reconocer no es de reciente redacción, incluso había olvidado su existencia, pero a instancias de mi hermana menor e intitulada En un rincón oscuro terminó siendo editada y enviada al concurso. "Escribes un poquito mejor que yo", dijo con su humildad de estudiante universitaria.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lista de radios que transmiten fútbol venezolano (Actualización Apertura 2017)

Los conjuntos venezolanos tuvieron una Libertadores de altibajos

Lista de radios que transmiten fútbol venezolano