Modelo de juego

Con 18 equipos en primera división y varias decenas más en las divisiones que le anteceden, el llegar al fútbol profesional luce a primera vista más sencillo que en otras épocas. Sin embargo, no todo el tiempo se juntan calidad y cantidad. 

Esto porque en el camino que lleva al profesionalismo, el de la formación del jugador, todavía existen detalles por cubrir. A la máxima instancia arriban futbolistas en pleno desarrollo o que no lo completan. El conocimiento táctico y la capacidad técnica algunas veces quedan de lado ante alguna aptitud individual. 

Las categorías menores y las de ascenso, que son las llamadas a nutrir a la primera con su mejor material, no reciben la protección suficiente desde la dirigencia para su funcionamiento. La estructura de equipos y de torneo cambia constantemente. 

En algunos equipos, a escala de filiales se está intentando incorporar el concepto de modelo de juego. Una forma de jugar que se adquiera, asimile y despliegue desde temprana edad. ¿Hay espacio para proyectos como éste en un contexto netamente cortoplacista como el del balompié venezolano? 

Conjugar características físicas, de personalidad, tácticas y técnicas de un grupo de jugadores con permanencia en el tiempo, requiere que haya un trabajo previo aún más abajo que en el árbol de un conjunto del campeonato profesional. 

Luego que sea reforzado en la estructura de una escuadra en la que su personal técnico esté imbuido en la idea que se quiere transmitir y la pueda desplegar el tiempo que sea necesario para consolidarla. Es la búsqueda de una identidad entre juego e institución que en otras latitudes ha sido positiva. 

Un fútbol que busca la estabilidad como el criollo puede ver con buenos ojos esta idea. No obstante, requiere comprender la entidad del emprendimiento, sin importar en cuantos lugares éste tenga verdaderamente cabida y se lleve a cabo como una inversión a futuro.

Esta columna fue publicada en "Líneas de fútbol" en el diario 2001, el 27 de julio de 2012.