Junio en canchas brasileñas

Faltan siete partidos para que Venezuela conozca el desenlace de su participación en las eliminatorias para el Mundial de Brasil. En este momento, el cuadro nacional está en la zona de clasificación. La estadística dice que el objetivo se está alcanzando.

Junio de 2014. La selección logró clasificar y está afrontando el reto más importante desde que el fútbol desembarcó en las costas criollas hace siglo y medio. Una serie de canchas del gigante amazónico son el escenario en el que el país por fin ve materializado un sueño. Pero a un alto costo, porque los resultados no acompañan el esfuerzo de todos los involucrados.

Durante las eliminatorias, la Vinotinto ha mostrado altibajos. Algunas presentaciones fueron superlativas, con un despliegue colectivo importante y hazañas para el recuerdo. En otras, ha sufrido más de la cuenta, lidiando con situaciones desconcertantes. Es una de las selecciones menos goleadas, pero también de las menos goleadoras.

Rivales europeos, africanos y asiáticos en estadios brasileños. El juego mostrado por Venezuela, con mucho peso específico en los hombros de Juan Arango termina pasándole factura y la despedida es más dolorosa de lo previsto. La ilusión de vivir un Mundial que marcase un antes y un después en el deporte nacional queda a medias.

El capitán vinotinto es un hombre determinante. Sin embargo, en el balompié actual hace falta más que una mente brillante o un remate imparable para trascender. Las pruebas son válidas porque hay pocos espacios para hacerlas, aunque si se guían del modelo prestablecido podrán ser más favorables.

El primer Mundial para Venezuela no puede ser solamente acumular los puntos y llenar la ficha en Brasil. Tiene que acompañarse de un equipo que muestre una propuesta que permita que todo el país se ilusione y que lo haga mostrando la capacidad de lograr una participación auténticamente inolvidable.

Esta columna fue publicada en "Líneas de fútbol" en el diario 2001, el 19 de octubre de 2012.