La final de 1990 entre Táchira y Marítimo

Hablar de clásicos en Venezuela es un poco arriesgado, porque los partidos que hoy son considerados de este modo, mañana pueden dejar de serlo. En las distintas épocas del fútbol nacional hubo rivalidades que quedaron en la historia, una de las más importantes fue la que enfrentó a Táchira y Marítimo.

Aún son recordados aquellos duelos en Pueblo Nuevo o los estadios capitalinos, con la presencia de muchos seguidores de aurinegros y lusitanos. Durante un período de ocho años, ambos equipos dominaron la escena doméstica y aportaron un buen número de jugadores a la selección nacional. El club caraqueño fue campeón en cuatro oportunidades y el tachirense, subcampeón en tres.

Durante esos años, finales de los 80 y principios de los 90, los enfrentamientos también se registraron en la Copa Libertadores. Tres triunfos de Táchira y tres empates se produjeron, además de confrontar a adversarios de Chile, Brasil y Colombia.

LUCHA POR EL TÍTULO

En 1989, Mineros había sorprendido alzándose con el título. Además Pepeganga Margarita, en su segundo año en primera división, había logrado el subtítulo y el otro boleto a la Libertadores. Todo esto luego de dos temporadas del binomio Marítimo-Táchira. Para la 1989-1990, que venía luego de la Copa América y las eliminatorias, los dos se perfilaron de inmediato como candidatos al título.

Ya en mayo de 1990, cuando se acercaba el final del torneo Nacional, se cerraba la lucha sólo en tres escuadras: Marítimo, Táchira y Minervén. Marítimo recibió a Internacional Puerto La Cruz, penúltimo, en el Olímpico de Caracas, el 13. La victoria final fue por 6-1. Ese mismo día, Táchira visitó a Estudiantes en el Soto Rosa de Mérida y le venció por 3-1.  Minervén, el otro en liza, venció al Lara por 2-0.

A pesar de la goleada de Marítimo el desenlace del campeonato quedó para el domingo siguiente, 20 de mayo. La tabla tenía a Minervén y Marítimo con 42 puntos, Táchira con 41 y más lejos, ya sin chance, ULA con 34. Minervén y Táchira decidirían en Pueblo Nuevo y Marítimo contra el Caracas en el Brígido Iriarte capitalino.

A Táchira sólo le quedaba ganar para aspirar al título. Si de Minervén o Marítimo uno de los dos ganaba y el otro perdía, el que ganaba era campeón. Estas eran algunas combinaciones. Pero también podía ocurrir un empate entre dos equipos.

Táchira arrolló a su rival, 5-1. Ahora esperaba por el resultado del partido que se jugaba a la misma hora en la capital, si perdía Marítimo sería el coronado. El cuadro rojiverde sabía lo que estaba en juego pero no pasó del empate inicial a cero. Así, todo estaba servido para un partido final decisivo entre estos grandes rivales el domingo 27 de mayo.

LA FINAL EN ACARIGUA

Para el caso que se había dado, el inusual hecho de encontrarse dos equipos en primer lugar luego de la finalización del torneo, las bases de competición tenían una solución: un partido único, definitorio del campeón. Si en este partido persistía el empate, se iría a dos tiempos extras de 15 minutos, si aún había igualdad en el marcador se iría a los penales para definir al campeón de la 1989-1990.

La polémica sobre la sede del partido empezó inmediatamente sonaron los pitazos finales. Marítimo quería el partido en Caracas y Táchira en San Cristóbal. Se habló de llevarlo al Cachamay de Puerto Ordaz o al Misael Delgado de Valencia. A fin de cuentas, se definió a Acarigua como sede. La cancha del José Antonio Páez queda en un lugar casi equidistante de ambas ciudades. Por lo tanto, se jugaría allí el domingo 27 de mayo a las cuatro de la tarde.

Esto se supo a mitad de semana y empezaron los preparativos. Desde San Cristóbal se prometió llenar el estadio de tachirenses, en Caracas también se prepararían para acompañar a su equipo.

El técnico Juan José Valiente empezó a tener dificultades sin saltar siquiera al terreno: perdió para el crucial encuentro a Andrés Paz por suspensión y Carlos Maldonado (la figura del fútbol venezolano de la época) estaba en duda por lesión. Rafa Santana en cambio contaba con todas sus piezas.

Se escogieron a los mejores árbitros venezolanos del momento. Francisco Farías sería el principal, y sus líneas José Castro Lozada junto a José Vergara, todos con experiencia internacional.

MARÍTIMO SE QUEDA CON LA ESTRELLA

Con todo listo, llegó el domingo. Arribaron alrededor de ocho mil seguidores desde San Cristóbal, desde Caracas lo hicieron unas 500 personas, quienes apoyarían a Marítimo. Ingresaron en total 18 mil personas, que dejaron un millón 200 mil bolívares (75 mil dólares de la época), haciendo inseguro el estadio y llegando a ubicarse varios en las cercanías del campo de juego. La protección policial no era suficiente y el estadio hasta impropio para la cita.

En el partido, Táchira, que era una máquina en Pueblo Nuevo, mostró flaquezas. Marítimo fue más claro en lo que planteó y encontró más facilidad para llegar a la puerta contraria. En el segundo tiempo se dio la fiesta de los lusitanos.

El conjunto rojiverde venció 2-0 con goles del uruguayo Juan Manuel Mouro en el minuto 52 y de José Ramón López en el 63. Luego fueron expulsados Laureano Jaimes y Herbert Márquez por un forcejeo entre ambos, lo que generó que se desbordase una parte del público y el juego se interrumpió varios minutos. Táchira no tuvo una reacción suficiente y se concretó la victoria y el tercer título del Marítimo.

Las alineaciones de aquel día fueron:

Táchira: Francovig; Socarrás (Rosende), Muriel, Camacaro, Echenausi; Chacón, Jaimes, Maldonado, Méndez; Camacho, Baigorria. D.T: Valiente.

Marítimo: Nikolac; Betancourt, Maldonado, Rivas, Rodríguez; Rizzi, López, Sanvicente (Morovic); Pacheco (Carrero), Márquez, Mouro. D.T: Santana.

De esta manera se había escrito una importante página del fútbol profesional venezolano. La rivalidad se acrecentó y durante los años que siguieron fue un espectáculo interesante. Este resultado impidió a Táchira obtener un cetro cuya espera se prolongó hasta 2000. Para Marítimo fue su tercer título, de los cuatro que obtendría antes de desaparecer en 1995 luego de la decisión de la FVF.

Esta es una versión editada de una nota hecha hace algunos años y que no pudo ser publicada, por diversas razones, en ninguno de los medios en que he trabajado.