El Clásico se las arregló para ser importante

El Clásico más subestimado de los últimos años, que se jugó el domingo en Pueblo Nuevo, fue el que se reencontró con el fútbol ofensivo, definió la suerte del torneo Apertura y rompió con el predominio reciente de Caracas en el duelo directo ante Táchira.

Durante la semana anterior al partido se habló menos que en otros tiempos de él. Con el cuadro aurinegro fuera de carrera, el Deportivo Lara como el principal aspirante al título -con un juego en casa el mismo día ante Mineros-, el enfrentamiento se redujo a ser visto como una oportunidad para que el club capitalino siguiese en carrera por el campeonato.

Los antecedentes de ambos conjuntos -Táchira en su peor campaña desde la expansión y Caracas desgastado en lo físico y futbolístico- dejaron servida la proyección de un partido intrascendente, con un marco de público inferior al habitual en los Clásicos.

En sus más recientes duelos de importancia en el actual torneo el once de San Cristóbal ganó ante Estudiantes y el de la capital perdió ante Petare, ambos con goleada. Un factor al que no se le dio mucho valor y quedó solapado bajo la frase más repetida por los integrantes de ambos planteles, lugar común característico de este tipo de encuentros: "clásico es clásico, no importa la posición en la tabla".

En la cancha dos equipos repletos de jugadores jóvenes le dieron una lección a lo que había planteado la previa. Desde el inicio fue un partido intenso, en el que el local tomó ventaja temprano. El mediocampo se transformó en zona de tránsito, con dos propuestas frontales pese a que por momentos lucieron aparatosas. Antes del descanso, la visita ya había empatado, en un momento de equilibrio de fuerzas y oportunidades de gol acumuladas.

La segunda etapa no fue menos. En un rápido ataque, Táchira anotó el gol que le dio los tres puntos. Antes y después de esa jugada, el dominio fue compartido y el compromiso no bajó el ritmo hasta que en el tramo final, Caracas -marcado por la impotencia y con un hombre menos- resignó la derrota y con ella su oportunidad de ser el campeón del Apertura.

Lara consiguió un cómodo triunfo ante Mineros, con un marcador que le favoreció desde temprano e infló a lo largo de la tarde. Esto hizo inútil el esfuerzo capitalino porque no fue acompañado por un triunfo. El Clásico, entonces, le sirvió el primer título en un torneo corto al conjunto de Barquisimeto.

Desde 2009, Táchira no le ganaba a Caracas. En otro contexto, este factor hubiese señalado el resultado del domingo como un acontecimiento. Sin embargo, para el cuadro andino no es tan válido decir que la victoria le salvó la campaña como sí pudiese ser que la derrota sea una de las que le quitó el campeonato a su rival.

A fin de cuentas, el Clásico menos valorado en mucho tiempo escribió las líneas definitivas del Apertura. Además, trajo de nuevo a la luz un tema interesante: el fútbol venezolano a veces no le da la debida relevancia a lo que tiene.

En el tan manido concepto del crecimiento del fútbol venezolano, las constantes -las positivas, las que robustecen- son necesarias. Por eso, entre otras cosas, a los partidos relevantes, como el que se jugó en Pueblo Nuevo, hay que protegerlos.