Fin de fiesta
Calles llenas, calles vacías. Un 3-6 en el medio. Un ciclo que terminó. Las dudas de toda la vida. El fútbol venezolano de nuevo a examen.
Cuando había cierta reconexión del público con la Vinotinto, llegó la debacle. Un equipo que no funcionó, un técnico que no tuvo respuestas ni para reconocer el momento de dar el paso al costado.
La selección es la superficie, el reflejo del resto de un orden que está amarrado una y otra vez a los mismos vicios. Muy venezolano todo: si funciona a los trancazos pero funciona, sirve.
Ir al Mundial ha sido planteado como meta principal, casi única, desde principios de siglo. No se ha logrado porque no se ha trabajado en todos los órdenes para que no sea solo una racha de resultados positivos. En el camino, se ha hecho la vista gorda de muchas cosas.
¿Buenas intenciones? En algún lado las hay. ¿Paciencia? A esta altura parece que no. Trabajo a corto, mediano y largo plazo, en toda la estructura de abajo a arriba, es una medida obvia. Pero tan obvia que es difícil que se aplique.
En estas tierras gusta el ruido. Y también lo fácil. ¿Pasará algo o en pocos días esta humillación será solo un recuerdo amargo? No es la primera vez que pasa, la idea es que sea la última.
La fiesta estaba preparada. Muchos ya se veían en el Norte a mediados de 2026. Una oportunidad desperdiciada. La desolación al final de la noche del 9 de septiembre no puede dejar indiferente a nadie.
Publicado en Lavinotinto.com el 10 de septiembre de 2025
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